El Sistema Educativo Adventista dimensiona su quehacer educativo como un proceso dinámico, innovador y creciente bajo su eslogan: “Enseñando el Camino”.
La educación adventista estimula el desarrollo de pensadores independientes en vez de meros reflectores del pensamiento de los demás; promueve una actitud de servicio al prójimo motivado por el amor, en lugar de la ambición egoísta; fomenta el desarrollo máximo del potencial de cada individuo; e inspira a valorar todo lo verdadero, bueno y bello.